Boris Johnson se aferra al cargo mientras la cascada de dimisiones crece
El primer ministro británico, enfrenta una dura sesión de preguntas en el Parlamento luego de que este 6 de julio dos ministros más renunciaran a sus cargos: Will Quince, de la cartera de Infancia y Familia y Robin Walker, ministro de Estado para los estándares escolares; así como el ministro subalterno de Vivienda y otros diputados. Johnson prometió “seguir adelante” pese a los llamados a su dimisión, tras meses de descontento sobre asuntos de ética dentro del gobernante Partido Conservador.
La continuidad de Boris Johnson como primer ministro está en la cuerda floja.
El líder del Gobierno británico enfrenta difíciles cuestionamientos en la sesión semanal de preguntas al primer ministro en el Parlamento y un interrogatorio programado hace varios días por parte de un comité de legisladores de alto nivel.
“El trabajo de un primer ministro en circunstancias difíciles cuando se le ha entregado un mandato colosal es seguir adelante y eso es lo que voy a hacer”, aseguró Johnson durante el cuestionamiento.
Durante la sesión parlamentaria, Johnson desafió las peticiones de algunos diputados para que renuncie, luego de que este miércoles 6 de julio dos ministros más dimitieran a sus cargos como protesta a lo que consideran falta de confianza hacia el premier. Panorama que sumerge al Gobierno británico en una crisis. Se trata de Will Quince, de la cartera de Infancia y Familia y Robin Walker, ministro de Estado para los estándares escolares.
También dimitieron en las últimas horas Laura Trott, secretaria privada parlamentaria del Departamento de Transporte y diputada y Felicity Buchan, secretaria privada parlamentaria en el Departamento de Estrategia Empresarial, Energética e Industrial, y legisladora. Poco después, el ministro subalterno de Vivienda, Stuart Andrew, se sumó a la cascada de renuncias.
"La lealtad y la unidad son rasgos que siempre me he esforzado por proporcionar a nuestro gran partido. Sin embargo, me temo que he dejado que estos anulen mi juicio recientemente. Llega un momento en que tienes que mirar tu propia integridad personal y ese momento es ahora”, publicó Andrew a través de su cuenta de Twitter.
Mientras transcurría la sesión de preguntas en el Parlamento, llegaron las renuncias de otros tres legisladores: Selaine Saxby, Claire Coutinho y David Johnston, secretarios privados parlamentarios, que ayudan a los ministros en sus funciones.
Posteriormente se sumó la dimisión conjunta de cinco ministros subalternos: Kemi Badenoch, ministro de Igualdad (descrito recientemente por el sitio web ConservativeHome como un posible candidato externo para el liderazgo de los Tories); Neil O’Brien, ministro de Nivelación, Alex Burghart, ministro de Habilidades, Lee Rowley, ministro de Negocios y Julia López, ministra de Medios, Datos e Infraestructura digital.
"Se ha vuelto cada vez más claro que el gobierno no puede funcionar dados los problemas que han salido a la luz", señalaron los cinco en su carta de renuncia.
Además, dejó el cargo Mims Davies, quien se ha desempeñado en el Parlamento como diputada y subsecretaria de Estado para el Empleo.
El martes 5 de julio, Downing Street ya se veía sacudido cuando con solo minutos de diferencia renunciaron dos importantes miembros del gabinete: el ministro de Finanzas, Rishi Sunak, y el de Salud, Sajid Javid, quienes señalaron que ya no podían servir bajo un mandato plagado de escándalos.
Johnson trató de salir al paso al descontento y reemplazó rápidamente a los dos funcionarios. Ascendió a Nadhim Zahawi del Departamento de Educación al Tesoro e instaló a su jefe de gabinete, Steve Barclay, como secretario de Salud.
Pero la serie de renuncias no se ha detenido. En menos de 24 horas, al menos 16 altos cargos, entre ministros, ministros subalternos y legisladores, han abandonado la Administración de Johnson.
Los escándalos que hacen tambalear la continuidad de Johnson
El Gobierno de una de las principales potencias del mundo ha estado sacudido por meses de descontento ante asuntos de ética y conducta dentro de su Administración.
El líder ha sido multado por la Policía y criticado por el informe de investigación sobre la polémica conocida como ‘Partygate’, las fiestas de Johnson junto a otros funcionarios en Downing Street cuando el país enfrentaba un estricto confinamiento por el Covid-19.
El último escándalo comenzó la semana pasada cuando el legislador Chris Pincher renunció como jefe adjunto conservador en medio de denuncias de que manoseó a dos hombres en un club privado. Eso desencadenó una serie de informes sobre acusaciones pasadas contra Pincher y preguntas sobre por qué Johnson lo ascendió a un puesto de alto nivel para hacer cumplir la disciplina del partido.
La gota que colmó el vaso para Sunak y Javid fueron las cambiantes explicaciones del primer ministro sobre su manejo de la controversia.
Las disculpas del premier no fueron suficientes y no logran detener el evidente descontento. En una carta de renuncia mordaz, Sunak afirmó que “el público espera con razón que el Gobierno funcione de manera adecuada, competente y seria (…) Creo que vale la pena luchar por estos estándares y es por eso que renuncio”.
¿Qué le espera a Boris Johnson?
Los opositores de Johnson en el partido esperan que más ministros del gabinete sigan las renuncias, aunque por ahora otros altos funcionarios, incluidos la secretaria de Relaciones Exteriores Liz Truss, el secretario de Defensa Ben Wallace y la secretaria del Interior Priti Patel, afirman que se quedan donde están.
Además, sus adversarios también están tratando de forzar otro voto de censura contra el primer ministro.
Si bien el jefe del Gobierno británico sobrevivió el pasado 6 de junio a una moción de censura y según las leyes debe esperarse 12 meses como mínimo para que pueda volver a ser convocado un voto de esa naturaleza, las reglas las elabora un poderoso comité del partido y las elecciones para su Ejecutivo están previstas para las próximas semanas.
El futuro del mandato de Johnson es incierto. Aunque por ahora las reglas pueden contenerlo en el cargo, la serie de escándalos dejan el prestigio del partido por los suelos, por lo que desde la pasada moción de censura varios analistas han apuntado al "principio del fin" del actual Gobierno británico.